Os animo a construir un puente sobre el abismo de desconocimiento, prejuicios y malentendidos que nos separan a ambos: Coaches y Coachees -con dos e- o sea, nuestros clientes.
Pero, ¿realmente estamos tan separados unos de otros? Bueno, en mi corta pero intensa experiencia como emprendedor desde el Coaching y la Formación, así es; y aún a riesgo de parecer polémico o alarmista, esta experiencia es tanto mía como también de muchos colegas a los cuales conozco y sigo de cerca, y que luchan por abrirse paso ante los mismos obstáculos.
Cuando terminé mi formación en Coaching, en julio de 2012, comencé mi aventura con una mochila de ilusiones y un mapa del tesoro realmente prometedor.
Desde entonces hasta el día de hoy, tres años después, muchas de estas ilusiones han ido o están comenzando a cumplirse, pero el camino para llegar hasta aquí ha sido mucho más duro de lo esperado, y ciertamente diferente a como lo veía al disponerme a recorrerlo.
¿Qué es lo que he visto en estos tres años? Un panorama inesperado, absurdo, aunque prometedor para el futuro si somos capaces de darle la vuelta; por un lado un grupo cada vez mayor de Coaches y otros profesionales del desarrollo personal con una magnífica y esperanzadora visión de nuestra vida, basada en la superación de las limitaciones aprendidas o impuestas por el paradigma social imperante.
Ellos -nosotros- se enfocan en un objetivo: ¡Convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos!
Y por el otro lado un grupo, que también aumenta día a día, de personas que buscan un camino para vivir con más autenticidad, trabajando con mayor eficacia e ilusión en pos de objetivos que realmente conduzcan a la propia realización y al beneficio no solo personal sino también del resto del mundo.
Anhelan Vivir con Valores, empoderados, desde su propio centro, para dejar una huella profunda en el mundo del cual forman parte y al que contribuyen con sus esfuerzos.
Sin embargo, ambos grupos están separados, como si pertenecieran a mundos lejanos y distantes entre sí… Hay una dificultad evidente a la hora de llegar al corazón de las personas que pueden beneficiarse de nuestros servicios, y en muchos casos una desconfianza muy palpable hacia nosotros como profesionales.
¿Pero, cuál son las causas de este problema? La principal, al menos para mí y otros colegas con los que cuales tengo una amistad cercana, es la falta de regulación de nuestra profesión, y con ello me refiero a un estándar con unos mínimos de formación y experiencia avalados por una normativa con fuerza de ley, como la que poseen por ejemplo, los psicólogos, respaldados por un colegio profesional.
Existe, aún hoy en día, y pese a los esfuerzos de algunas asociaciones, un elevado y devastador intrusismo profesional, y una mala praxis por parte de muchos seudoprofesionales que se anuncian como coaches, con las consecuencias que de todo ello cabe esperar.
Si bien esto no es nuevo, pues en la Atenas de hace 2.500 años el maestro Sócrates, reconocido por su Mayéutica como el primer Coach de la historia, hubo de enfrentarse a los sofistas, cuya sabiduría no estaba a la altura de los honorarios que cobraban por compartirla.
Una segunda causa, también de mucho peso, es la sobreabundancia de ofertas de desarrollo personal a través de múltiples métodos, cuyos curiosos nombres nos sorprenden cada día. Así oímos hablar no solamente de Coaching, sino también de Rebirthing, Transurfing, Dragon Dreaming… todos ellos acabados en «ing» pero que no sabemos qué significan.
¿Nos hemos puesto en la piel de una persona sometida a tal aluvión de una información incomprensible para ella?
Creo que sí, porque todos estamos igualmente sometidos a esta misma avalancha de información.
Asimismo son demasiados los nuevos profesionales que cada día saltan a la palestra para anunciar la valía de sus servicios; bueno, no son demasiados si hay un mínimo de orden y de acuerdo a la hora de comunicarse con el público.
Esto último me recuerda a una reflexión de un compañero Coach de España, Gregory Cajina, quien decía lo siguiente:
«En los principios de esta profesión, como en todo, unos pocos pioneros, con gran esfuerzo, tesón y visión de futuro, abrieron una estrecha senda en medio de la selva virgen que era entonces el mundo del desarrollo personal, especialmente aquel que no se enfocaba directamente a la terapia. Después de estos heroicos tiempos, llegaron otros nuevos, acompañados de una multitud que convirtieron este sendero en una autopista de ocho carriles sin ley ni orden.»
¿Cuál es o puede ser la solución a este problema? Yo creo que, aunque no dará resultados de inmediato, sino tras un razonable periodo de tiempo, y es algo que sí depende de nosotros como profesionales del Coaching y como asociaciones profesionales, se llama Educación.
Es decir, comunicar de manera clara, sencilla y eficaz, qué es el Coaching, para qué sirve, y cómo puede mejorar nuestra vida. Tenemos múltiples herramientas a nuestra disposición: La más poderosa de todas es nuestra Profesionalidad y coherencia entre lo que enseñamos y lo que somos en nuestra vida real.
Internet con todas sus posibilidades, las conferencias gratuitas en presencia, los testimonios de nuestros clientes, los libros, artículos en revistas y periódicos, e-books, webs y blogs.
La radio y la televisión son cada vez más accesibles para nosotros, pues como Coaches podemos compartir desde ellas un contenido novedoso, práctico y útil con los oyentes y espectadores.
Y otra más, realmente sencilla pero muy eficaz: Hablar con las personas, interesarse sinceramente por sus problemas, por los desafíos de su vida, de su desempeño profesional, sus sueños y anhelos…
¡Es sorprendente lo que muchas personas están deseando compartir y mejorar en sus vidas! Y solo están esperando a alguien que les escuche con un interés sincero, que pueda y esté dispuesto a ayudarles desde su conocimiento y experiencia profesionales.
Y esto también está en nuestras manos, podemos hacerlo cada día, a cada momento, y con cualquier persona que pase a nuestro lado.
En esto consiste el verdadero marketing, según Peter Drucker:
«El marketing es conocer tan bien a tu cliente, que el producto o servicio que le ofreces se adapta tan perfectamente a sus necesidades que se vende solo.»
Este es el puente que está en nuestras manos construir para hacer de la nuestra, una profesión reconocida y legitimada en la sociedad, y una carrera que nos lleva a la prosperidad y ayude a hacer realidad el cambio que el mundo está buscando.
Manuel Marques Robles
Miembro AIDCP
Coach para el Camino del Héroe
Autor de «Se Tu Mejor Versión – Con el Coaching y El Camino del Héroe»
http://encaminodelheroe.blogspot.com.es/
Comparte Un Comentario!