Un abordaje desde la visión del Coaching y el Camino del Héroe
Todos nosotros caminamos por la vida, en mayor o menor medida, tanto en lo más íntimo y personal como en lo profesional; siendo, pensando, sintiendo y actuando como si en realidad -y ciertamente es así- fuésemos dos personas distintas, desconectadas la una de la otra, como si se estuvieran dando la espalda mutuamente…
No estoy hablando, por supuesto, de un trastorno de personalidad múltiple o de bipolaridad, sino de algo mucho más natural y habitual.
Me refiero a una consecuencia inevitable de nuestro metódico proceso de condicionamiento social y educativo, el cual provoca que nuestra personalidad original, fiel reflejo de nuestra propia totalidad como seres humanos, se divida en dos:
La primera comprende todos los aspectos, rasgos de carácter, habilidades y talentos que son bien recibidos en nuestro entorno más cercano, y en la sociedad en general, los cuales nos son especialmente útiles para ser apreciados y tenidos en cuenta, satisfacer nuestra necesidades, lograr nuestros anhelos, conquistar nuestros objetivos, y en general para abrirnos en la vida.
A esta parte podemos llamarlo Ego o Yo Consciente; o incluso Yo Conveniente, porque es realmente práctico para manejarnos en sociedad.
La segunda está formada por todo aquello que aprendemos a rechazar de nuestra ingenua pero auténtica y genuina personalidad original, porque es juzgado desde un principio como algo negativo por nuestra entorno familiar y educativo; más tarde por el laboral, y a lo largo de nuestra vida por la sociedad, al no tener cabida o ser conveniente para el paradigma social imperante.
¿Y a qué me refiero exactamente?
Por ejemplo a la sensibilidad y capacidad para mostrar con naturalidad las propias emociones cuando se es hombre y el paradigma que rige considera que el hombre ha de ser fuerte, decidido, no-emotivo e imperturbable, pues la sensibilidad, la empatía resultante y la emocionalidad son propias del género femenino.
O viceversa, cuando una mujer muestra firmeza de carácter, determinación, entereza y poca disposición a someterse a las normas impuestas, dentro de un entorno que espera y que exige de las mujeres sumisión, conformismo y obediencia a las normas sociales, y una cierta debilidad, para caer en la dependencia físico y/o psicológica de los hombres de su vida, desde sus padres, hermanos mayores hasta sus maridos.
Igualmente la vocación para el ballet artístico puede ser un inconveniente en un niño u hombre joven, pues ese es un arte demasiado sensible, sublime y femenino para un hombre que se precie de serlo.
De la misma manera, la práctica de deportes rudos y tradicionalmente masculinos es aún visto como impropio de una auténtica mujer.
La inteligencia en un mundo donde el único trabajo digno y apreciado es el manual, y éste se realiza con esfuerzo y sudor, es también una característica conflictiva y poco conveniente para semejante entorno; como lo puede ser el librepensamiento en ambientes dogmáticos, sean estos políticos o religiosos.
Podríamos poner muchos más ejemplos… Pero creo que este pequeño botón de muestra es suficiente para comenzar a poner luz en este fenómeno.
Cuando sometidos a las demandas y exigencias del entorno, no podemos plantarnos y elegir seguir siendo nosotros mismos -y cuando somos niños raramente tenemos esa posibilidad- no tenemos otra salida que adoptar una forma de ser y de hacer que nos permita ser aceptados por el entorno del cual dependemos para sobrevivir, no solamente a nivel físico sino también a nivel emocional.
La consecuencia inmediata de este temprano proceso de condicionamiento para encajar en la sociedad, es dar lugar al nacimiento de una personalidad aparte, que a partir de entonces – si no tomamos conciencia de ello- hasta el último día de nuestra vida, vamos a reprimir y esconder en lo más profundo de nuestra psique.
Esta segunda personalidad recibe el nombre de Sombra, Yo Reprimido y Yo Olvidado. Si bien el concepto de la Sombra empleado como metáfora tiene sus orígenes en los escritos de los filósofos sufíes del siglo XIII, le debemos al psicólogo suizo Carl Gustav Jung la difusión entre el gran público.
La Sombra recibe también otros nombres, menos conocidos pero más adecuados a disciplinas específicas; por ejemplo, en el mundo del deporte se le conoce como el Rival Interior, hay quien le llama el Otro en Ti, y por mi parte yo le considero el Adversario Interior.
En resumen, la Sombra es -en términos psicológicos- todo aquello que rechazamos de nosotros mismos.
Citando a Carl Jung, quien presentó al mundo su existencia en términos claros y fáciles de entender:
«La Sombra está compuesta por los rasgos del hombre en parte reprimidos, en parte no vividos del todo, que desde el principio fueron en gran parte excluidos por motivos morales, sociales, educativos o de otro tipo y por eso cayeron en la represión, es decir, en la disociación.»
Esta parte de nuestra personalidad no reconocida tiene una gran influencia en nuestra vida, a todos los niveles y en todos los aspectos.
Citando nuevamente a Jung:
«Cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto más oscura y compacta, cuanto menos encarnada -presente- se halle en nuestra vida consciente. Esta sombra constituye, a todos los efectos, un impedimento inconsciente que malogra nuestra mejores intenciones.»
Todos y cada uno de nosotros, en principio y hasta que tomamos conciencia de su existencia, no reconocemos en nosotros los rasgos y característica de nuestra Sombra, pero sin embargo la proyectamos en otras personas, es decir, vemos claramente estos mismos rasgos y características reflejadas en ellas.
A este fenómeno se le conoce como proyección de la Sombra; y proyectamos no solamente aquello que a priori podría ser considerado como malo o negativo, sino también nuestros aspectos más positivos y loables, pero que también fueron cuestionados y rechazados durante las primeras etapas de nuestra vida.
Por ello hablamos de la Sombra Oscura -lo negativo- y de la Sombra Luminosa -lo positivo- y ambas son proyectadas continuamente en las personas con las cuales nos relacionamos, o sea, familiares, amigos, parejas, compañeros de estudio o de trabajo, etc.
La proyección se da en base a dos factores:
Primero; aquello que vemos en los demás -en ese momento- somos incapaces de verlo en nosotros; es decir, son aspectos que negamos de nuestra personalidad.
Y segundo, siempre hay una reacción emocional -positiva o negativa- fuerte y clara, de modo que, en una escala de 1 a 10, si nuestra reacción calibra en un 7 o superior, podemos tener por seguro que estamos proyectando en la otra persona lo que nos negamos a reconocer en nosotros mismos.
Podemos usar este fenómeno de la proyección para ver primero en nosotros mismos, y después ayudar a nuestros clientes para que ellos también vean en sí mismos, la existencia de esta olvidada pero muy valiosa parte de nuestro ser.
Aquí comienza un proceso específico, dentro del proceso general de Coaching, que consiste en integrar la propia Sombra. ¿Y para qué hemos de integrar la Sombra? Hablando desde la perspectiva del Coaching y del Camino del Héroe:
- Para desbloquear todos los obstáculos que ella coloca en nuestra vida personal y profesional.
- Para acceder a todo nuestra Potencial y manifestarlo en nuestra vida.
- El Camino del Héroe -y el de toda vida de éxito- requiere de nosotros actuando como un solo Ser.
Desde la perspectiva de la PNL, Robert Dilts y Stephen Gilligan, nos hablan del Yo Generativo, suma del Yo bueno + el Yo malo, como del único que realmente tiene la capacidad y los recursos necesarios para lograr cualquier objetivo que nos propongamos en la vida.
El mismo Carl Jung nos recuerda que aquello que asumimos nos transforma, mientras que aquello que negamos nos somete.
Hablando en términos más metafóricos y simbólicos, Joseph Campbell, el principal divulgador del Arquetipo del Héroe, nos habla de este proceso de integración de la Sombra, y de las poderosas ventajas que ello conlleva:
«Bajando al abismo es como recuperamos los tesoros de la vida. Cuando tropiezas, ahí está tu tesoro.
La misma cueva en la que temes entrar resulta ser la fuente de lo que estas buscando.
La cosa maldita que tanto temías se ha vuelto el centro.»
La Sombra representa todo el poder -entendido como capacidad para planear y lograr objetivos- que hemos cedido como consecuencia de nuestro proceso de condicionamiento, y por tanto la integración de esta Sombra a nuestro ser y hacer consciente conlleva la recuperación de todo este poder.
En definitiva, empoderarnos significa reconectarnos con quienes realmente somos.
Y esto quiere decir convertir a nuestro más poderoso enemigo en nuestro más poderoso aliado.
En próximos artículos seguiremos abordando este tema tan poco conocido como fundamental en nuestra vida; a continuación y para concluir este artículo, deseo compartirte un último apunte, que estoy seguro te será muy útil:
3 IDEAS FUNDAMENTALES SOBRE EL TRABAJO CON LA SOMBRA:
- La Energía (Emociones Negativas) reprimida ya no está disponible para nosotros.
- Transformando la Energía Negativa (Emociones Reprimidas) en Energía Positiva (Emociones Transformadoras) podemos crear nuevas experiencias.
- La Energía que rescatas de tu Lado Oscuro te permite llevar a cabo acciones extraordinarias con resultados igualmente extraordinarios.
2 PREGUNTAS PODEROSAS SOBRE NUESTRA PROPIA SOMBRA:
- ¿Qué está equilibrando esta parte oscura y reprimida de mi Ser?
- ¿Qué me está dando, qué necesito, qué estoy dejando fuera de mi Consciencia?
En las respuestas está el por qué nuestra Sombra es también una de nuestras grandes maestras, tanto en la vida personal como en nuestra profesión.
Te invito a ver la conferencia que sobre esta temática di para la Asociación, de la mano de Martín Orozco:
Manuel Marques Robles
Miembro AIDCP
Coach para el Camino del Héroe
Autor de «Se Tu Mejor Versión – Con el Coaching y El Camino del Héroe»
http://encaminodelheroe.blogspot.com.es/
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